La luz solar -siempre cuando se haga una exposición adecuada con protector solar y evitando los excesos-  aporta vitamina D a nuestro cuerpo. Con la llegada del otoño, además de que se reducen las horas de sol, estamos menos expuestos a actividades en el exterior, ya que el tiempo libre (las vacaciones), por lo general, se ve reducido o finaliza: paseamos menos, etc. Así, mientras que en verano la piel suele mejorar de forma considerable, con el otoño la deshidratación, la aparición de manchas causadas por la exposición al sol y alteraciones en la pigmentación pueden venir a hacernos una visita.

Además, en el caso del acné, una alteración de la piel que afecta hasta un 95% de los adolescentes -puede darse en adultos-, también suele darse un repunte, momento en el que nuestro dermatólogo puede ayudarnos para minimizar el impacto estético. La psoriasis es otra patología -en este caso afecta a un 2% de la población- que tras un descanso estival puede volver a darnos problemas, y asimismo es el momento del regreso de la dermatitis seborreica, una alteración dermatológica que consiste en la aparición de placas enrojecidas en zonas seborreicas -alcanza a un 5% de la población- y que se da tanto en adultos como en menores (en la infancia tiende a desaparecer). Tampoco podemos olvidarnos de la dermatitis atópica, un problema cutáneo frecuente con mayor incidencia en niños que suele agravarse con los cambios de temperatura.

¿Y qué puedo hacer?

Lo primero que tenemos que tener claro, a nivel cutáneo, es que debemos mantener la piel limpia, pero una cosa es eso y otra excedernos. Basta con ducharnos una vez al día, y no abusemos de los jabones. También es importante seguir usando fotoprotección al realizar actividades cotidianas como pasear o practicar deporte al aire libre (esto no es exclusivo del verano); que hidratemos la piel a diario, especialmente brazos y piernas al ser zonas más expuestas y que nos protejamos del frío y el viento, ya que pueden producir deshidratación y vasoconstricción.

Para todas las estaciones -y para evitar muchos males- anotemos también este consejo: abandone el tabaco si aún no lo ha hecho (si jamás ha estado cerca, manténgase en ese punto). Fumar envejece la piel y empeora su calidad.

En lo que se refiere a la dieta -fundamental para los cuidados de la piel, siga una alimentación rica en frutas y verduras y utilice antioxidantes, que previenen el envejecimiento cutáneo. También es importante que mantengamos una flora intestinal beneficiosa, a base de una alimentación variada y equilibrada y el uso de complementos con propiedades simbióticas (probióticos y prebióticas). En este sentido, los estudios muestran la relación beneficiosa entre el uso de probióticos y la disminución o desaparición de síntomas inflamatorios de la piel, así como la mejora en la protección a nivel de las diferentes capas de la piel.